CATECISMO CATÓLICO

por HFH Reuvers



EL MATRIMONIO Y EL SACERDOCIO

Creo que la promesa de fidelidad conyugal es la esencia del matrimonio. Un hombre y una mujer se deciden pasar por la vida juntos. Por supuesto, después de algo tiempo pueden tener opiniones diferentes. No se supone que se cazen al acecho mutualmente. Sin embargo, por regla general duermen y comen juntos, y tratan de tomar algo tiempo para pasar juntos cada día. Si el matrimonio ha sido favorecido de niños, éstos forman una fuente de alegría y cuidado solidario.
Es adecuado que la pareja organize una boda y preferentemente una misa nupcial. De éste modo, le muestran su mutua promesa a la comunidad. Creo que no podemos darles una partida de casamiento a socios que tienen el mismo género. Desde que tal relación no puede parir a niños, siempre hay menos dedicación.
La Iglesia siempre era reservado con el dar aprobación pública a un matrimonio entre partners que no son ambos católicos o si uno de los partners es un divorciado. Sin embargo, últimamente solo Dios puede juzgar de si era un buen matrimonio o no.

Cada sacerdote y monje y monja está manteniendo durante toda su vida una afinidad con Dios que es hasta cierto punto comparable con el matrimonio. El sacerdote les quiere comunicar a Jesús a los hombres, especialmente por medio de administrarles los sacramentos. Por ejemplo, hace así cuando celebra la santa misa cada día.
Entre los sacerdotes, los obispos están realizando un papel principal. Ellos son los sucesores de los apóstoles, y tienen que pasarles a los fieles la doctrina pura de Jesús. Están estrictamente aliados al papa y a los concilios. El papa siempre dice la última palabra.
Los frailes y las monjas usualmente están confinados a segundo término. Unas ordines contemplativas aún retienen a sus miembros bajo llave, o les imponen silencio. Me incanta saber que están siempre orando. Además, muchos religiosos están activos para ayudar en el mundo: tienen cuidado de los viejos y los enfermos, o trabajan en la educación o en la misión.


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