EL FALLECIMIENTO DE PEDRO PUDÍN DE PAN


La vejez lleva consigo limitaciones. Los de sesenta años se defienden, pero como nonagenario Pedro Pudín de Pan se había vuelto muy frágil. En la tarde de un día caluroso de septiembre, de repente se levantó viento y arreció la lluvia. Los familiares se preguntaron donde estaba el abuelo. Lo encontraron en el jardín, temblando en su mecedora bajo una cobertura calada de agua.
En la noche Pedro comenzó tosiendo. Cogió fiebre y comenzó desvariando. Creía que un tal señor Hendriks estaba sentado al lado de su cama, apuntando a él con una pistola. "Encierra esa pistola en puesto seguro, señor Hendriks", dijo el viejo en voz cansada, "antes de que por desgracia se dispare". Seguidamente le dio un golpe de tos terrible.

Vino el médico, quien constató pulmonia. Para tal viejo no es moco de pavo. La nieta Julie fue a buscar al cura. El sacerdote vino con un monacillo para administrarle el viático a Pedro. Le preguntó "¿Qué fue lo del señor Hendriks, Pedro?". Pero el viejo ya se hubo dormido despacio.
La mañana siguiente, se sentía mucho mejor. Aun quería levantarse para pasear en el jardín. Le pidió a Julie una tazita de café y una biscote con mermelada. Tomó media tazita, temblando, pero dejó el restante sin tocar. Kevin de tres años vino para darle un besito, y el perro Kwik se tendió a su lado en el lecho. Sin embargo, en la tarde parecía como si Pedro padeciera mucho.

"¿Por qué es tan blanco abuelo?", preguntó Kevin, mientras Julie, conteniendo el aliento, entró en el cuarto en el que Pedro Pudín de Pan estaba tendido en el lecho, inmóvil con los ojos cerrados. ¿Estaba .. ? Julie ya no podía contener su emoción, y quiso salir del cuarto despacio para comunicarles a los familiares el fallecimiento del abuelo. Pero entonces Pedro movió su mano izquierda ...
Abrió los ojos, y dijo en voz baja: "Julie ... Julie, ¿por qué se matan los palestinos en las ciudades de Israel, matando incluso a unas decenas de judíos a la vez?" Le miró a su nieta. Ella movió la cabeza con lágrimas en los ojos para explicar que no lo sabía. Entonces Pedro Pudín de Pan dio un suspiro muy profundo. Se abrió su boca. Dirigió la mirada fijamente hacia delante ..

Julie salió del cuarto corriendo y avisó a todos los familiares: su esposo Guillermo, quien acabó de llegar a casa, su madre Jeannette, quien estaba postrada en una silla de ruedas, y los niños Kevin y Wendy. La pequeña Wendy tenía cinque años. Hubo jugado en silencio con su casa de muñecas. Ahora se juntaron todos en el cuarto mortuorio, donde Pedro todavía estaba tendido en la misma postura. Julie encendió una vela y cerró las puertaventanas. Paró las manecillas del gran reloj de sobremesa: eran las cinco en punto de la tarde ...
Pero de repente movió el viejo. Se levantó vacilando. Les miró a sus familiares uno tras otro con una sonrisa vaga en los labios. "Os voy a abondonar, mis niños", dijo claramente en voz temblorosa, "pero os volveré a ver en el cielo."
Puso la cabeza en la almohada otra vez, y cerró los ojos. Entonces comenzó temblando su boca. Era como si quisiera decir algo más ... "Julie .. ", dijo, " .. la Yihad .. la guerra santa de los islamitas .. Van a esos pobres muchachos con el cuento de que tal acción de suicidio ... " Le miró a Julie con tristeza. " .. Que esas acciones de terror van a llevarles recto al paraíso ... "
Entonces cerró los ojos para siempre.