PEDRO PUDÍN DE PAN COMO FUTBOLISTA


Pedro ya se ocupaba al fútbol en la época en que era un pequeño pudinito de pan. Se lo había enseñado su tío José. El tío José tenía una cabeza calva y una barba larga y blanca. Tenía un libro sobre fútbol que explicaba exactamente cómo jugar. Los domingos iba al parque para entrenar al Pedro. Las más veces decía que Pedro ya jugaba bonitamente, pero en ocasiones decía que fue chapucería.
Un día, cuando Pedro ya tenía siete años de edad, el tío José dijo que ahora Pedro podía hacerse socio de un club de fútbol. Lo llevó al club del barrio, y se lo presentó al entrenador, diciendo: "Este chico ya sabe jugar al fútbol bastante bien. Mejóralo." Pedro fue incorporado en el equipo siete de los menores, y podía participar en el match casi cada semana. Sin embargo, muchas veces no podía tocar el balón, por cerca que estuviera.


Al correr los años, Pedro hacía un gol de vez en cuando, aunque a veces fuese un gol para los adversarios. Una sola vez le hicieron perder el conocimiento con un tackle, pero podía hacerles una bonita carga de hombro contra hombro. Lo llamaban 'el pisatobillos'. Un día tuvo que reemplazar a un partidario tres minutos antes del fin del match. Por suerte hizo un gol, porque se le fueron los pies y al caer su cabeza tocó el balón. Por esto el entrenador le dio una palmadita en la espalda.
En aquel entonces, el tío José visitaba el baratillo en el edificio de los congresos. Allí encontró un par lustroso de botas de fútbol (por supuesto estuvieron lustradas), y se las llevó para darselas a Pedro, quien las necesitaba con urgencia, porque solamente podía ponerse las viejas por usar muchas cuerditas. Le gustaban a Pedro las nuevas botas, aunque fueran bastante grandes. Le parecía que con estas botas era un mejor futbolista.


Poco después, Pedro Pudín de Pan hizo tres goles en un solo match. Por suerte estuvo sentado allí en la hierba un cazatalentos, quien pensó que tal vez fuese un talento este muchacho erizado. "Puede hacerse un Sergio Ramos, sino un Jaap Stam", dijo. Le pido a Pedro reunirse con Ajax.
Pedro se despidió de su viejo tío José, quien le deseó buena suerte. Ahora Pedro fue a vivir con su tío Adriano en Amsterdam. Era un hombre gordo quien llevaba una peluca.
Estaba con los menores de Ajax casi tres semanas, en las que hizo siete goles. La gente comenzó murmurando "juege muy bien", y "parece a Cruyff". Pudo entrenarse junto con el primer equipo y le dieron palmaditas en la espalda los famosos jugadores Gronkjaer y Arveladze.


Un buen día de otoño, Pedro Pudín de Pan estuvo en el equipo de Ajax desde el inicio del match. Fue un match de la copa INTER contra el club brasileño FC Sao Paulo. Porque el tío José necesitaba más dinero que su pensión de retiro, y estuvo en la tribuna un cazatalentos de Lazio Roma, este match tuvo mucho interés para Pedro. Lástima que fueran rotas las botas de fútbal que le había dado el tío José. Un representante de ADIDAS le dio un par flamante de botas de fútbal.
Desde el inicio del match, Pedro comprendía que con estas botas su juego era chapucería. No podía tocar el balón casi nunca, por cerca que estuviera. Por accidente cabeceó el balón pasando al propio portero de Ajax. Tras doce minutos, cuando estuvo ante la portería vacía del adversario, su compañero Aron Winter le pasó el balón, pero Pedro lo tocó tan inutilmente que voló más allá de la linea lateral. "¡BUU, Podín de Pan, chapucero!", gritaron unos de los miradores, y "¡Podín de Pan, lárgate!". El entrenador sustituyó a Pedro por un jugador de reserva.
Después no tenía ningún éxito notable. Sin embargo, algunas veces brilla con el club del barrio, si se pone las botas rotas del tío José.