CATECISMO CATÓLICO

por HFH Reuvers



DIABLOS Y SEDUCTORES

Diablos son ángeles caídos. Como Adam, Lucifer no estaba contento con la conciencia que Dios le hubo dado. No podía aceptar las limitaciones que partenecen a las criaturas, y quería ser igual a Dios. Ésto devino en su propia caída. Desde que se apartó de Dios, su sola ocupación es la de arrastrar a otros consigo en su caída. Prueba seducir a todos para que tomen la decisión mala.
Leemos en la biblia cómo el diablo sugiere a Jesús que éste acepte la tierra desde las manos de éllo (Lucas 4, 1-13). Por cierto, a menudo parece como si el diablo gobierne la tierra más que Dios. Entonces, hay gente que vende su alma al diablo para una ganancia transitoria, como en la leyenda de doctor Faust.
Es en interés del diablo que nadie crea que existe. Por eso, se queda en oscurias. Por la mayor parte del tiempo, se disfraza para ser tan poco aparente que posible. Sin embargo, a veces Dios hace que una alma eligida vea al diablo. Así, uno de los videntes de Fatima, el pequeño Francisco, vío al diablo. El muchacho vío a un animal hediondo que se asemejó a un cabrio.
El santo pastor de Ars tenía mucho sinsabor cuando el diablo hacía mucho ruido por las noches así que el pastor no podía dormirse. A la larga, el pastor devenía inmune contra ésto: dijo "El diablo y yo mismo, somos como camaradas."

Papa Leo XIII prescribió la oración siguiente: "San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla, sé nuestro amparo contra la perversidad y las acechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén."

Aquí está un canto de Bob Dylan sobre la vida de un hombre que está dominado por el diablo, en éste caso un miembro de la mafia:

I pity the poor immigrant whose strength is spent in vain,
Whose heaven is like ironsides, whose tears are like rain,
Whose visions in the final end must shatter like the glass.
I pity the poor immigrant when his gladness comes to pass.

Tengo piedad del pobre inmigrante que está gastando su fuerza en vano,
porque su cielo es como la caballería de Cromwell, y sus lágrimas son como la lluvia,
y sus visiones tienen finalmente que estrellarse como el vidrio.
Tengo piedad del pobre inmigrante cuando su alegría pasará.


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