CATECISMO CATÓLICO

EL CIELO: ¡FINALMENTE EN CASA!

De vez en cuando se echa en rostro a nosotros católicos que tal vez demasiado estemos emproados hacia la vida del más allá en lugar de la vida de hoy. Creo que esto puede ser verdad. Pero es importante que discernamos las cosas de hoy que de verdad tienen valor eternal. Ante todo ésto concierne a nuestra devoción a las cosas vulnerables: enfermos, niños, animales, la naturaleza, pero también la hermosura cubierta de las matemáticas o la música o la poesía. La crisis financiera nos invita considerar cuáles inversiones son perdurables de verdad.
Sin embargo, no olvidemos que la vida del más allá concierne no solamente a las cosas de hoy que tienen valor eternal. La filosofía de San Tomás de Aquíno demuestra que cada uno entre nosotros pervivirá después de la muerte como una persona, y Jesús nos dice ésto en el Evangelio.

Precisamente por ésta razón nos sentimos atraídos a personas como Santa Teresa de Lisieux, cuya escripción sepulcral dice: "Je veux passer mon ciel à faire du bien sur la terre" - "Quiero pasar mi cielo haciendo el bien en la tierra". Élla nos incita confiarnos en Dios "como un niño que navega a ciegos confiandose en el amor de sus padres". Por lo demás, su fiesta acierta a ser mañana, el primer día de octubre. Conque comienza el mes del rosario.
Luchemos contra injusticia, pero no guardemos rencor a nadie. De vez en cuando, tomemos el tiempo para un momento de silencio y oración con el rosario ante una estatua de María. Y a menudo tarareemos un canto bonito que dirige nuestros corazones al cielo, como Rosario te amo, o:

Purisima virgen, o madre de mí, que llevas al Niño en brazos con tí,
María, entiende nuestro rogar, guianos al cielo, Estrella del Mar.
Y cuando tormentas amaguen a mí, mi alma parece perecer allí,
sosiega, María, el desenfrenar, danos esperanza, Estrella del Mar.
María, si guias los pasos de mí, me donas la Luz y la Vida por tí;
arribo en cielo y hallo lugar, muy agradecido, Estrella del Mar.