CATECISMO CATÓLICO

por HFH Reuvers



EL EXILIO Y EL REGRESO

En el siglio seis antes de Cristo, los juídos fueron transportados a Babilonia y los países circundantes. El libro de Ester en la Biblia cuenta cómo la gente juída se escapó al exterminio. Los persas amenazaron a ellos porque no adoraban al rey. Para acordarse del escape, los juídos siguen celebrando la fiesta anual de Purim.
No fue la última vez que los juídos fueron dispersos y una parte de ellos regresó a Israel. Después de que los romanos destruyeron Jerusalén en el año de gracia 70, la grande diáspora comenzó. Ésta diáspora se paró parcialmente cuando el estado de Israel fue fundado en el siglio veinte, pero quizás se extenderá de nuevo en el futuro. En todo caso, los juídos otra vez sobrevivieron a un holocausto.
Sin embargo, el Israel terrenal está lejos de ser perfecto. A muchos musulmanes en los países circundantes les gustaría arrastrarlo fuera del mapa, si posible. Para proteger a sí mismo, Israel tiene que tomar medidas draconianas.

Podemos admirar que los juídos siempre han continuado preservando su propio carácter y sus propias tradiciones, a pesar del aborrecimiento y de la persecución que han tenido que sufrir. Eso tiene que ver con la esperanza mesiánica que los juídos siguen abrigando: que Dios ha elegido a Israel y restaurará a él.
Los juídos nos han dado muchas cosas hermosas, como, por ejemplo, los salmos. Hacen siempre un papel prominente en las artes y en la ciencia. Es verdad que a veces han obtenido una mala fama en algunas regiones, pero ésto es porque vivían aislados de otra gente.
Sin embargo, es lástima que los juídos no vean que Jesús es el Mesías prometido. Israel es solamente un modelo para toda la humanidad. Aquí en la tierra, el hombre está viviendo en un cautiverio babilonio, estorbado por una confusión babilonia de lenguas. La buena nueva sobre nuestro Salvador Jesús hace que podemos esperar el advenimiento de un 'Israel nuevo': ésto es el reino de los cielos.


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